Dentro de la modernidad, tal vez como uno de los malestares inherente a ella, se encuentra la insistencia de una entidad clínica conocida como “Depresión”, que se manifiesta con síntomas como: desvalía, tristeza, desesperanza, anergía, abulia, aburrimiento, entre otros relacionados. Una de las variantes de la depresión, puede constatarse en algunas mujeres luego del parto.
Conocida como “Depresión Postparto”, se caracteriza por la presencia de síntomas propios de la Depresión Mayor, los cuales aparecen unos días o incluso meses después del alumbramiento. Algunos indicadores que apuntan al diagnóstico de Depresión Postparto son: el curso vacilante del estado de ánimo, pensamientos de agresión al niño, falta de concentración, agitación psicomotora, ansiedad, crisis de angustia, desinterés por el nuevo hijo, ideación suicida, llanto espontáneo que se prolonga mucho después de lo que suele durar la tristeza posparto (de 3 a 7 días).
Muchas mujeres se sienten especialmente culpables por tener sentimientos depresivos, cuando creen que deberían estar felices con la llegada del bebé. Pueden cuestionarse su papel como madres, experimentando la sensación de “no servir para eso” incluso llegando a apartarse del niño, generando, a su vez, dificultades en el establecimiento de un adecuado vínculo madre-hijo.
Las posibles causas de esta alteración del estado de ánimo, están relacionadas a cambios hormonales, cambios físicos, así como, a la conmoción que produce el nuevo bebé en el entorno parental. No obstante, detrás del fenómeno de la depresión postparto puede estar enmascarada, una queja más singular, que busca ser leída entre líneas, que se manifiesta poco en lo que se dice; que se establece más allá de lo que se puede enunciar y es particular para cada mujer.
No existe una repuesta universal para afrontar esta queja, cada una será distinta a la otra. Por ello, el especialista tratante debe acompañar el caso por caso y escuchar, permitiendo que la mujer pueda elaborar su queja más allá de la expresión de malestar, restituyendo así su condición de sujeto deseante y favoreciendo la renuncia a su sufrimiento.
La condición de madre siempre es una situación que demanda ser atendida, no se es ni mala madre, ni buena madre, se es una madre para un hijo.
Marco Antonio Martínez
Director General
Explora Centro de Atención Psicológica, S.C.
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